Todo comienza...
Creo recordar que fue durante el verano de 2004 cuando al fin, tras ocho años utilizando algún que otro psicoactivo, decido salir del armario y contar a mis padres mi pequeña pero enriquecedora y positiva relación que tengo con las drogas. No hace falta decir que aquella sinceridad me llevó durante algún tiempo por el camino de la amargura, pues en lugar de palmaditas en la espalda sólo obtuve desprecio y malas caras. Era de suponer tal reacción y ya lo sabía de antemano; aún así arriesgué.
Como la hipocresía nunca ha sido algo con lo que haya disfrutado, sólo pude acabar con ella aportando mi pequeño granito de arena a través de mi lucha personal, que no consiste en otra cosa que en acabar con esta intolerancia reinante en materia de drogas. Y qué mejor forma para ello que predicando con el ejemplo. Dicen por ahí que cada cual es activista como dios le da a entender, pues bien, a mí, Dios, que visto desde un punto de vista bastante egocéntrico y narcisista soy Yo (me empiezo a parecer a uno que yo me sé, ¡madre mía!), me dice que el activismo comienza en la casa de uno mismo, con la gente que te rodea, luego ya habrá tiempo para salir con pancartas y slogans a la calle, de asociarte a grupos prolegalización, de crear tu propia asociación cannábica o antiprohibicionista, de cagarte en la madre que parió a esos políticos que continúan reprimiendo el consumo a mayores de edad, justificando sus incoherencias con la protección al menor cuando lo que se pide es que se regule del mismo modo que lo están el alcohol y tabaco... Después ya habrá tiempo para muchas de esas cosas, pero antes se hace urgente salir del armario como un primer paso para conseguir eso que muchas y muchos de mi edad reclaman (y de tantas otras edades), pero que aún no han sabido cómo decírselo a las personas de su entorno, fundamental, creo yo, para pedir una regulación, despenalización, legalización o como quiera llamarse, para que se cambie de una vez por todas esta política represiva y dejen de marearnos esos políticos que repiten los mismos errores, una y otra vez.
La idea de crear este blog hace tiempo que me ronda la cabeza. Y tampoco me gustaría hacer de él un diario monotemático, aunque eso sea lo que sugiera el título. Tampoco se me hace posible saber con qué frecuencia escribiré en él o, incluso, si no me cansaré antes de lo previsto y lo dejaré como ya dejé otros anteriormente. De momento aquí queda esta primera entrada. Espero que en lo sucesivo el trabajo (trabajo en turno fijo de noche) y la pereza no me resten tiempo al poco que ultimamente me queda, que ni para fumarme un canuto me da.
Como la hipocresía nunca ha sido algo con lo que haya disfrutado, sólo pude acabar con ella aportando mi pequeño granito de arena a través de mi lucha personal, que no consiste en otra cosa que en acabar con esta intolerancia reinante en materia de drogas. Y qué mejor forma para ello que predicando con el ejemplo. Dicen por ahí que cada cual es activista como dios le da a entender, pues bien, a mí, Dios, que visto desde un punto de vista bastante egocéntrico y narcisista soy Yo (me empiezo a parecer a uno que yo me sé, ¡madre mía!), me dice que el activismo comienza en la casa de uno mismo, con la gente que te rodea, luego ya habrá tiempo para salir con pancartas y slogans a la calle, de asociarte a grupos prolegalización, de crear tu propia asociación cannábica o antiprohibicionista, de cagarte en la madre que parió a esos políticos que continúan reprimiendo el consumo a mayores de edad, justificando sus incoherencias con la protección al menor cuando lo que se pide es que se regule del mismo modo que lo están el alcohol y tabaco... Después ya habrá tiempo para muchas de esas cosas, pero antes se hace urgente salir del armario como un primer paso para conseguir eso que muchas y muchos de mi edad reclaman (y de tantas otras edades), pero que aún no han sabido cómo decírselo a las personas de su entorno, fundamental, creo yo, para pedir una regulación, despenalización, legalización o como quiera llamarse, para que se cambie de una vez por todas esta política represiva y dejen de marearnos esos políticos que repiten los mismos errores, una y otra vez.
La idea de crear este blog hace tiempo que me ronda la cabeza. Y tampoco me gustaría hacer de él un diario monotemático, aunque eso sea lo que sugiera el título. Tampoco se me hace posible saber con qué frecuencia escribiré en él o, incluso, si no me cansaré antes de lo previsto y lo dejaré como ya dejé otros anteriormente. De momento aquí queda esta primera entrada. Espero que en lo sucesivo el trabajo (trabajo en turno fijo de noche) y la pereza no me resten tiempo al poco que ultimamente me queda, que ni para fumarme un canuto me da.
Etiquetas: Drogas, hipocresia, legalización, sinceridad
1 Comments:
Como bien sabes, me gusta sacar citas de todo lo que leo, oigo o escucho, como quien exprime una naranja y saborea su jugo. No sin que por ello se olvide que la naranja es mucho más que ese zumo.
Con bastantes meses de retraso, he empezado a leer este blog y de esto que escribiste en febrero me quedo con la siguiente frase:
"El activismo comienza en la casa de uno mismo, con la gente que te rodea, luego ya habrá tiempo para salir con pancartas y slogans a la calle".
Publicar un comentario
<< Home